Nuestra casa no es su casa

Autores: Tatiana Galluppi, Viviana Rojas, Belén Achón, Hugo Cabral

Psittacidae o Psitácidos, es el nombre genérico de la familia de los loros, cotorras y papagayos, una de las principales víctimas del tráfico ilegal en nuestro país debido a sus llamativos colores, la afinidad y el sentimiento de vínculo que pudiese crearse con una persona. Sin embargo, las consecuencias del tráfico de fauna silvestre no son muy visibles para nosotros, los dueños de las mascotas; pensando siempre que estamos ayudando a los animales al comprarlos, pero la verdad es que las consecuencias son devastadoras para esas majestuosas aves.

En la mayoría de los casos, las aves que llegan a nuestras manos, han sido extraídas ilegalmente de su hábitat natural. Éstas han sido extirpadas de sus nidos y puestas en condiciones de hacinamiento que muchas veces resultan en la muerte de todos los individuos, o de la mayoría. Los ejemplares son metidos en pequeños tubos de plástico o en cajas con pequeños huecos, a lo que se le suma la mala alimentación e incontables maltratos hasta llegar a la venta. Aunque no lo veamos, esto trae consigo una disminución en la población natural, sumado a la presión constante de la pérdida de hábitat por deforestación.

Al adquirirlos como mascotas, se promueve de manera indirecta el tráfico de especies silvestres, impidiendo que el círculo se rompa, ya que siempre habrá demanda. De esta manera, especies icónicas como el guacamayo azul, el rojo y las diferentes especies de loros dejarán por siempre de volar libremente para adornar nuestras casas. Un caso famoso en un país vecino es el de Cyanopsitta spixii (Guacamayo de Spix), el protagonista de la película Río. Los últimos tres ejemplares libres fueron capturados para mascotas a finales de los años 80 y desde entonces sólo se conocen individuos en cautiverio, eliminando completamente a un ave de los cielos.

En Paraguay, no existen zoo-criaderos de donde se puedan obtener legalmente loros o guacamayos, por lo que cada mascota es altamente probable que sea el resultado del tráfico ilegal. La tenencia de especies silvestres está regulada por la Secretaría de Ambiente (SEAM) en la Ley 96/92, en sus artículos 37, 38, 49, 50, 52 y 53 habla sobre las restricciones y permisos necesarios para la comercialización y/o tenencia de especies silvestres. Por lo tanto, la tenencia y comercialización de animales silvestres queda prohibida, salvo expresa autorización de la Secretaría del Ambiente.

Constantemente recibimos fotografías y videos de un grupo de psitácidos sobrevolando los barrios de Asunción, brindándonos la oportunidad de apreciarlos tan cerca de nuestras casas. Las especies que solemos observar son el comúnmente llamado guacamayo rojo (Ara chloropterus) y el guacamayo amarillo (Ara ararauna), y hasta indicios de algún individuo híbrido. El primero, mide unos 85 cm y tiene un plumaje de color rojo escarlata con manchas verde amarillentas y celestes, y la cara blanca con líneas rojas. En contraste, el guacamayo amarillo mide unos 82 cm con un plumaje azul en la parte superior, pecho y vientre amarillo oro, frente verde, garganta y robusto pico negro. Estas aves en algún momento fueron mascotas, y por algún motivo fueron liberadas o se han escapado de las casas de sus dueños. Aunque ahora estas aves viven libres, la ciudad de Asunción no representa su hábitat natural; sin embargo, es recomendable que queden ahí, ya que los individuos que han sido mascotas requieren de mucha inversión y muy difícilmente puedan ser re-introducidos en ambientes naturales ya que han permanecido mucho tiempo en cautiverio. Éstos han sido acostumbrados a ser alimentados, presentando una desventaja frente a otros individuos, además de poder contagiar enfermedades a las poblaciones de loros en estado silvestre.

El hábitat natural de estos individuos son las sabanas y los bosques húmedos en la Región Oriental y el extremo noreste del Chaco, los cuales se encuentran amenazados en el país por la alta tasa de deforestación que existe. Los bosques además de albergar a especies maravillosas como éstas (Ara ararauna y Ara chloropterus) ofrecen varios servicios ambientales al hombre como la regulación climática, el secuestro de carbono que mitiga algunos GEI (Gases de Efecto Invernadero), además de ser la mayor fuente de oxígeno. Las aves, habitantes de estos bosques, cumplen un rol fundamental en la dispersión de semillas, que a su vez compone las especies de árboles y arbustos de nuestros bosques. Por este motivo las aves podrían ser claves para la integridad y el funcionamiento de los ecosistemas.

Conozcamos más acerca de los recursos naturales que tenemos en el país para poder protegerlos.

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