El cultivo del arroz en Paraguay data de principios de las misiones jesuíticas y actualmente está emergiendo como un rubro de exportación de calidad. Se cultiva exclusivamente en la región Oriental siendo la cuenca del río Tebicuary la región que concentra más del 70% de la producción arrocera y sus ríos principales aportan el agua necesaria para irrigar unas 27.000 ha del cereal. El cultivo convencional de este grano, sin una adecuada planificación del uso de los recursos naturales, posee impactos negativos potenciales al suelo, agua y biodiversidad, por el uso creciente de agroquímicos, el manejo inadecuado de los recursos hídricos, la introducción accidental o deliberada de especies exóticas invasoras y la conversión inapropiada del suelo. Esta problemática ambiental fue abordada por la Convención Ramsar sobre los humedales, instando a los gobiernos a incentivar la investigación sobre la biodiversidad y servicios ambientales de los arrozales con el objetivo de establecer prácticas sostenibles que los perpetúen, proteger los sitios de importancia, identificando los desafíos y amenazas que los afectan y promover la conservación de las aves acuáticas en los arrozales.
Por ello, desde el 2011, Guyra Paraguay viene realizando varios proyectos que vinculan la producción de arroz y la conservación de biodiversidad en los campos. Las entidades que han financiado estos proyectos son el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) y el Acta de Conservación de Aves Migratorias Neotropicales (NMBCA por sus siglas en inglés), que es parte del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos (USFWS).
Gracias al continuo monitoreo de los cultivos de arroz, podemos decir que los mismos son humedales artificiales que albergan temporalmente una rica variedad de fauna, en especial peces y aves acuáticas que encuentran en los arrozales, recursos para su alimentación. La presencia de aves en las distintas etapas del ciclo del cultivo es un indicador de la salud del arrozal.
Durante la preparación del terreo y el cultivo, son comunes las rapaces y palomas que se alimentan de los insectos removidos del suelo, raíces y semillas que quedan expuestas. El inicio del riego de las parcelas, coincide con la llegada al país de aves playeras provenientes del hemisferio norte, es así que se pueden encontrar bandadas importantes de chorlos, compartiendo el hábitat con otras especies como los curucau, garzas y varias especies de patos, alimentándose de larvas que quedan expuestas al contacto con el agua.
Los cultivos de arroz constituyen una parada clave para 14 especies de chorlos migratorios neotropicales, entre ellas dos especies de alto interés para la conservación; Tryngites subruficollis y Limosa haemastica, y seis especies listadas en el Watchlist y en el US Endangered Species Act: Pluvialis dominica, Bartramia longicauda, Tringa flavipes, Tringa solitaria, Calidris fuscicollis, Calidris himantopus.
En las últimas etapas del cultivo, cuando el arroz se encuentra semillando y durante la cosecha, son comunes las aves zancudas, ase se pueden encontrar garzas, mirasoles y cigüeñas, alimentándose de ranas, peces y otros invertebrados que se desarrollan en el agua del arrozal.
A fin de asegurar la protección de las especies en los arrozales, la Asociación Calidris y Guyra Paraguay vienen promoviendo prácticas productivas que mejoren la condición del hábitat para las aves; sin embargo la implementación de dichas medidas, requiere de una inversión de capital en capacitación y adecuaciones de los sistemas productivos.